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Lebrom James |
¿Recuerdan cómo el Big Three recién conformado de Boston salió como un tiro de la gatera en el invierno del 2007-08, ganando 29 de sus primeros 32 partidos en vías de compilar una campaña de 66 victorias y un campeonato?
Basta con decir que no estoy recibiendo la misma vibra del nuevo trío estelar del Miami Heat.
No me malinterpreten -- este equipo va a ganar un montón de partidos y sigue siendo mi favorito a prevalecer como el último club en pie cuando llegue junio. Pero un inicio de 29-3 no se vislumbra en el horizonte. Si nos basamos en la pretemporada, esta unidad en particular va a necesitar un poco más de tiempo para cuajar.
Para empezar, el Heat está teniendo dificultades para desarrollar la cohesión y la continuidad que los Celtics parecían poseer desde el Día 1. Miami perdió por cuarta vez en siete partidos de pretemporada el jueves en una derrota por 98-89 ante los Hawks, y tienen una diferencia clave con los Celtics del '07-08 en el inicio de la temporada: Lesiones.
La más obvia es la de Dwyane Wade, quien jugó sólo tres minutos de pretemporada conLeBron James y Chris Bosh antes de salir con un tirón en el muslo. Mientras tanto, el tiradorMike Miller podría perderse los próximos dos meses con una lesión en el pulgar, sumando dos bajas entre los tres aleros clave del equipo durante una fase crucial de engranaje. Otros dos escoltas fundamentales, Eddie House y Mario Chalmers, también estuvieron fuera antes de regresar a la alineación el jueves. Si bien la buena noticia es que Wade se reincorporará al equipo en Tampa el viernes antes de su último partido de pretemporada (aunque es poco probable que juegue), el Heat ha perdido la oportunidad de integrar a sus tres estrellas antes de que comiencen los juegos de verdad.
La diferencia fue especialmente notable esta noche por dos razones. En primer lugar, fui a un partido de pretemporada y terminé viendo un juego de temporada regular, sobre todo porque ambas partes jugaron a sus titulares durante la mayor parte del juego y dejaron todo en la cancha. El entrenador del Heat, Erik Spoelstra, dijo más tarde que estaba tratando de utilizar una rotación de temporada regular para este juego, con LeBron James jugando 38 minutos y Chris Bosh 40.
Pero, en segundo lugar, fui a ver al Miami Heat y en cambio vi un partido de los Cleveland Cavaliers. Con James dominando el balón, una sucesión de jugadores de segunda clase tratando de reemplazar a los lesionados Wade y Miller (James Jones abrió, por el amor de Dios, y jugó 34 minutos horribles), y Chris Bosh inusualmente ineficiente, prácticamente vimos una recreación de Cleveland en la era de LeBron.
James en general estuvo brillante, terminando con 38 puntos, 11 rebotes y dos asistencias irrisorias (tuvo al menos otras tres más claras que el agua, que por algún motivo no fueron acreditadas en su planilla), pero hacia la mitad del tercer cuarto parecía cansado de driblear durante 20 segundos en cada viaje.
Por otra parte, al igual que con los Cavs, la ofensiva de Miami a menudo se degeneraba en un juego estático -- en el que James se retira después de una pantalla alta y luego trabaja uno-contra-uno desde la parte superior de la llave. Los únicos momentos en los que el ataque de Miami realmente pareció efectivo fueron las situaciones de transición, en las que James sigue siendo un tren de carga imparable; en una jugada completó una canasta a pesar de haber sido agarrado del cuello por Marvin Williams.
Seguro, una ofensiva centrada en LeBron como la de Cleveland no es exactamente pan comido. Este enfoque produjo 127 victorias en temporada regular durante las últimas dos campañas en Cleveland, y uno asume que James podría trazar un curso similar en Miami dada su actuación del jueves.
El problema, sin embargo, es que el enfoque de uno-contra-cinco es precisamente lo que al parecer LeBron quería evitar al unir fuerzas con Wade y Bosh en Miami -- sin mencionar que fue parte de lo que socavó a Cleveland durante las últimas dos postemporadas. Y el jueves, pareció un tanto contraproducente. La línea de estadísticas de James fue brillante, pero su más-menos fue de -17; la mejor secuencia de movimiento de Miami llegó en el segundo cuarto, cuando cinco jugadores comunes trabajaban mientras James descansaba.
Con todo esto dicho, no vamos a reaccionar de forma exagerada. Fue el séptimo partido de pretemporada jugado por un grupo de caras desconocidas tratando de convertirse en una unidad, y tuvieron a un jugador de nivel suplente tomando los minutos de una de las grandes estrellas del deporte.
Pero hablando con los espías del Heat antes del partido, sólo escuché insistencias de que necesitan más tiempo para adaptarse antes de que podamos ver algo cercano a su máximo potencial. El jueves pudimos ver por qué.
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